17 marzo 2009

tanguito

"Mi padre nos había llevado a mi hermano, que tendría once años, y a mí, que tendría trece, a ver Tango Feroz. En ese momento, lo único que entendí fue que en la parte donde Tanguito se cogía a Ceci Dopazo en la terraza después de haber defeccionado en una manifestación, todo el cine, que tenía un sector pullman y todavía no estaba dividido en salas, explotó como la barra de Argentinos frente a un gol de media cancha de Ortigoza. Fue un momento enorme. Varios años más tarde, en la facultad, hablé de Tango Feroz como la película que prepara ideológicamente el repliegue de la franja politizada de las clases medias urbanas durante el menemismo, construyendo la figura de un rebelde marginal y vagabundo que termina de modo trágico porque “no se vendió” y canta que el amor es más fuerte. Un tipo sensible, un flaneur. Esta imagen de la rebeldía está absolutamente concatenada con el repliegue en los consumos que cimentó la cultura libidinal del neoliberalismo triunfante: Tango Feroz habilita que a Menem no se le reclame la revolución productiva, entre otras cosas. En mi medio social, la película tuvo más fuerza que cualquier libro de Fukuyama."

tomado de Hacia el Lento y Dulce Bicentenario.

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